lunes, 25 de septiembre de 2017

¿Cómo enseñarle a dormir a nuestros bebés?




Dra. Marisa Gandsas


El dormir es un hábito que se aprende, y se aprende ya desde que los bebés salen de las panzas de sus mamás. El 98 por ciento de los niños a los que les cuesta dormir tienen un hábito mal adquirido que les impide descansar bien.
El bebé no nace sabiendo dormir, ya que este es un hábito que va a ir aprendiendo desde sus primeros días de vida.
Existe un alto porcentaje de niños que tienen problemas para dormir y esto se debe a que no han adquirido bien este hábito.
El recién nacido no distingue entre día y noche. En el útero materno pasaba horas durmiendo y otras despierto, alternativamente, sin horarios preestablecidos.
Cuando el bebé nace, son los padres los que deben enseñarle a dormir. Todos los bebés saben dormir, pero no todos saben hacerlo bien. A partir del tercer o cuarto mes algunos niños pueden dormir de corrido toda la noche y otros se despiertan varias veces.
El recién nacido suele despertarse cada 3 o 4 horas, a veces cada 2 o 3 horas para comer. En ese lapso el niño se despierta, es alimentado, se le cambia el pañal y se vuelve a dormir. Esto es lo más común, pero hay niños que no tienen parámetro horario y pueden dormir hasta 16 hs diarias.
El niño se adapta a períodos más largos de tiempo llegando al tercer o cuarto mes de vida. Generalmente ahí cambia su ritmo biológico, porque el bebé va madurando en la medida en que su sistema nervioso central incorpora estas funciones. Esto no es igual para todos, hay quienes lo logran más tarde.



¿Cómo enseñarle a dormir a un recién nacido?

No es secillo enseñarle a dormir a un recién nacido, pero se logra con una rutina diaria, paciencia y perseverancia.
También hay que darle pautas para que aprenda a distinguir el día de la noche, el silencio, los horarios de comida, etc.
Los bebés lloran y lo hacen por diferentes causas (hambre, sueño, frío, calor). No es conveniente alimentarlos inmediatamente ante el primer llanto porque no siempre que lloran significa que lo hacen por hambre. A veces se calman solo por el contacto con la mamá o el papá.


Diferenciar el día de la noche

Para ayudar a que el bebé pueda diferenciar entre el día y la noche es conveniente que de día esté en un lugar de la casa distinto del que va a estar a la noche. Puede estar en el living, en la cocina, en un corralito, etc. durante el día (aún cuando duerme).

No es necesario que haya silencio absoluto. En esos lugares donde está el bebé, puede haber música o ruidos de las tareas habituales que se realizan en la casa. Por la noche, lo conveniente es que sí haya más silencio, menos luz, mayor tranquilidad y que duerma en su cuna. Los momentos en los que está despierto, hay que hablarle, mimarlo y jugar con él para que empiece a diferenciar entre el estar dormido y despierto.


Establecer rutinas

Es bueno establecer rutinas, como por ejemplo bañarlo antes de la comida anterior a que se vaya a dormir por la noche. Hay que tratar de hacerlo siempre en el mismo horario.
El bebé debe dormir con ropa cómoda, y no tener ni frío ni calor.

No se recomienda que el niño se duerma en brazos. Es mejor acostarlo solo en su cuna y cantarle una canción o hablarle despacito, diciéndole que tiene que dormir y despedirse.

No es tarea fácil. Generalmente los recién nacidos se duermen mientras se alimentan, se espera que hagan un provechito y se lo acuesta. Esto se hace para que desde el principio el bebé reconozca su cuna como lugar de dormir. Así cuando se despierte en el medio de la noche, estará en el mismo lugar donde se durmió.

De todas maneras los recién nacidos están en una etapa en la que el despertar tiene que ver más con el hambre, pero a la vez es la edad ideal para comenzar a enseñarles este hábito de dormirse solos en su cunita.

¿Dónde duermen los recién nacidos?

La respuesta a esta pregunta deben encontrarla los padres de acuerdo a sus deseos y convicciones. Es bueno que lo planifiquen y decidan antes del nacimiento. La llegada del nuevo integrante supone pocas horas de sueño y mucho cansancio.
Se aconseja que hasta los 6 meses, como mínimo, y hasta el año si es posible, el bebé duerma en su cuna pero junto a la cama de los padres, porque se descubrió que esta medida sirve para minimizar el riesgo de muerte súbita. Además, es una manera de facilitarle a la madre el continuo despertar durante la noche. Se puede instalar la cuna cerca de la cama. Ya tiene tres meses

Es común que cerca del tercer o cuarto mes el niño duerma de 4 a 6 horas de corrido y vaya estirando sus períodos de sueño
A partir de este momento la tarea de enseñarle a dormir debe ser más constante.
Los papás deben estar convencidos, seguros y tranquilos en esta tarea. Su actitud es fundamental, pues el niño lo percibe y de acuerdo a esto se quedará en su cuna o no.
El bebé debe asociar la hora de dormir a una rutina: la repetición les da seguridad. Por ejemplo: primero se baña, luego come, el papá o la mamá le canta alguna canción o le hacen algún mimo. Cada familia decidirá a que hora se acuesta el niño y si le ofrecen algo para la noche, un chupete, un osito de peluche, etc.
Se aconseja no acudir ante el primer llanto nocturno del bebé, porque a veces están soñando o gimen y vuelven a dormirse solos.

Fuente planetamama



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