martes, 24 de octubre de 2017

Arnés caminador, para cuidar tu espalda mientras acompañas a tu bebé a dar sus primeros pasos.
No está diseñado para levantar y/o hamacar al bebé.
El bebé utiliza su propia fuerza y equilibrio.
WaKy, para aprender con seguridad.



miércoles, 18 de octubre de 2017

Juguetes para cada edad



En el mercado, la oferta de juguetes es tan grande y variada que es muy difícil decidirse por el más adecuado o el mejor. ¿Qué se debe considerar a la hora de elegir un juguete para un niño? Algunos consejos y sugerencias para que los padres puedan orientarse a la hora de elegir y comprar juguetes para los niños.


0-6 MESES: Necesita juguetes que le ayuden a descubrir su cuerpo y a distinguir diferentes texturas, formas y colores. Los sonajeros, móviles de cuna, muñecos de goma, mordedores, alfombras con actividades, etc.

7-12 MESES: El bebé empieza a explorar los objetos y a reconocer voces. Pelotas, muñecos de trapo, juguetes sonoros, balancines y andadores.

13-18 MESES: Los niños a esta edad ya saben andar y reconocen las propiedades de los objetos. Los cubos para encajar y apilar, las bicicletas con ruedas y los cochecitos.

19-24 MESES: El niño habla y comprende, empieza a descubrir su entorno. Coches, bicicletas, pizarras, pinturas, instrumentos musicales, muñecas y animalitos.

2-3 AÑOS: Empiezan a sentir curiosidad por los nombres e imitan escenas familiares. Triciclos, palas, cubos, rompecabezas, pinturas, teléfonos y muñecas.

3-5 AÑOS: El niño empieza a preguntar, a aprender canciones y a jugar con sus amigos/as. Bicicletas, pizarras, magnetófonos, cuentos, marionetas y muñecos articulados.

6-8 AÑOS: El niño sabe sumar y restar, leer y escribir. Monopatines, coches teledirigidos, juegos manuales, de preguntas y de experimentos.

9-11 AÑOS: Se interesan por actividades complicadas. Complementos deportivos, juegos de estrategia y reflexión, audiovisuales, electrónicos y experimentos.

MÁS DE 12 AÑOS: Poco a poco desaparecen las ganas de jugar y van construyendo su propia identidad. Libros, música y vídeos-juegos.


Consejos para elegir juguetes para los niños

1. El juguete debe ser deseado por el niño. 

2. Que sea seguro. Debe estar confeccionado con materiales que no se astillen o sean cortantes si se rompen. Los colores han de ser sólidos y no tóxicos. Cuanto más pequeño es el niño/a más grandes deben ser los juguetes. 

3. Debemos comprarlos adecuados a su edad pensando, siempre en la finalidad y actitudes que desarrollan en nuestros hijos. 

4.Tengamos en cuenta su personalidad: un niño/a retraído necesitará juegos socializadores (varios jugadores); a un niño/a hiperactivo/a le resultarán adecuados juegos de atención, artísticos, etc... 

5. Que sea simple. Esto aumentaría la gama de usos que se pueden hacer de él, desarrollando su fantasía y su capacidad simbólica. 

6. No comprarlos para satisfacer un capricho momentáneo del niño/a.

7. Generalmente no deben ser utilizados para premiar o castigar a un niño/a. 

8. Debemos tener en cuenta que el exceso de juguetes mata la fantasía y produce aburrimiento. Los niños necesitan pedir ante todo. 

9. Conviene instruir a los familiares para que no regalen juguetes de forma indiscriminada. 

10. El mejor juguete no es necesariamente el más caro.

guiainfantil

sábado, 7 de octubre de 2017

El Cerebro del niño

El cerebro del niño forma mil conexiones nuevas por segundo en los primeros tres años de vida

Durante los primeros años de vida de un bebé, sus neuronas forman nuevas conexiones a una velocidad asombrosa, entre 700 a 1.000 por segundo, un ritmo que nunca se volverá a repetir. Estas conexiones forman la base del futuro de un niño, por lo que es de vital importancia cuidar su alimentación, estimulación y cuidados.

Se considera que los primeros 1.000 días de vida de un niño tienen un efecto determinante en su desarrollo futuro, por lo que UNICEF no se cansa de alertar del importante papel que jugamos los padres, en su vida, tanto durante la etapa del embarazo como posteriormente en su crianza.
La importancia de los 1.000 primeros días

UNICEF lleva tiempo informando de lo importante que es cuidar la primera etapa de la infancia de un niño, lo que se conoce como sus primeros 1.000 días de vida y que abarca tanto el embarazo como sus primeros tres años.

En este tiempo, el cerebro del niño comienza a desarrollarse a gran velocidad, adquiriendo el lenguaje y las destrezas sociales y emocionales que necesitará para su etapa adulta, por lo que de su correcto desarrollo dependerá su bienestar futuro. No en vano, el 40 % de las habilidades mentales del adulto se forman en los tres primeros años de vida.

UN NIÑO, CUYO CEREBRO NO SE DESARROLLE ADECUADAMENTE, NO SÓLO SERÁ PERJUDICIAL PARA ÉL SINO QUE EN UN FUTURO REPERCUTIRÁ TAMBIÉN EN EL RESTO DE LA SOCIEDAD.

La nutrición, la salud, la protección y el cuidado en esta etapa, constituyen los nutrientes esenciales que el cerebro necesita para desarrollarse correctamente. Una oportuna estimulación, juegos adecuados y un medio ambiente enriquecedor son fundamentales también en esta primera etapa de la infancia.


Pero si hay algo que los expertos no se cansan de recalcar es la importancia que tiene el vínculo entre el bebé y sus padres (o sus adultos de referencia). La forma en que los niños son criados o atendidos en los primeros años, puede influir en su funcionamiento cerebral durante el resto de su vida, e incluso repercutir en futuras generaciones.

Por eso, UNICEF ha querido alertar a través de su campaña "La primera infancia cuenta" de que los adultos no siempre son conscientes de la importancia que tiene este vínculo de apego con los niños, o cuentan con las herramientas suficientes para lograr una adecuada estimulación, cuidados y protección.
Cómo nutrir el cerebro de los bebés

Según palabras del Director Ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake:

"El cerebro es lo más importante que tienen los niños, pero no estamos cuidándolo de la misma manera en que cuidamos de sus cuerpos, especialmente en la primera infancia, cuando la ciencia demuestra que los cerebros de los niños y su futuro se están perfilando rápidamente. Tenemos que hacer más para dar a los padres y cuidadores de los niños pequeños el apoyo que necesitan"

Por tanto, y partiendo de esta premisa, ¿cómo podemos los padres cuidar el cerebro de nuestros hijos?, o dicho de otro modo, ¿qué está en nuestra mano hacer para favorecer el correcto desarrollo de sus conexiones neuronales?
La importancia del contacto físico: tocar a nuestros hijos, abrazarles y criarles con cariño y respeto, generará oxitocina que les ayudará a crecer tranquilos, relajados, confiados y sintiéndose amados.

Esto provocará un mayor deseo de explorar su mundo, aprender, disfrutar y relacionarse mejor con su entorno, además de dotarles de herramientas que les permitan hacer frente a diferentes situaciones y retos de la vida, algo que repercutirá positivamente en su etapa adulta.

Hablarles y sonreírles ya que, según las investigaciones, este tipo de interacción con las figuras de apego a edades tempranas nutren al bebé y estimulan su desarrollo emocional, tan importante para la sociedad en la que vivimos.

Pasar el mayor tiempo posible con ellos. Durante los primeros años de vida, los niños entablan las primeras relaciones con su círculo familiar más cercano, siendo la relación más intensa emocional y físicamente hablando la que se crea con sus padres y, sobretodo, con su madre.

Este vínculo de apego provoca en el niño una serie de sentimientos que hacen que crezca sabiéndose importante para alguien y, por tanto, favoreciendo su seguridad y autoestima.

No dejarles llorar: El cerebro y el estrés no son buenos compañeros. Cuando el niño percibe una amenaza (del tipo que sea) generará cortisol, una hormona que se mantendrá en niveles elevados si la amenaza persiste, es decir, si el entorno o el tipo de crianza no es el adecuado.

Crecer en un entorno de estrés y amenazas provocará niños temerosos, desconfiados y asustadizos, que tienen menos seguridad en sí mismos y que arrastrarán ese estado de alerta durante toda su etapa adulta.

Por ello, los expertos inciden en la importancia de atender el llanto del bebé o los estados de angustia o estrés que pueda manifestar el niño pequeño. Calmarle, consolarle y ayudarle a entender sus emociones desde el acompañamiento y la confianza son claves para su correcto desarrollo emocional.

La importancia del juego. Jugar no sólo es un derecho del niño sino que a través del juego libre aprenderán a conocer y a interactuar con el mundo que les rodea, perfeccionarán su psicomotricidad y lenguaje y, en definitiva, repercutirá positivamente en su desarrollo cognitivo, social y educativo.

Una correcta alimentación. De todos es sabido que "somos lo que comemos" por tanto, es fundamental que para que el niño crezca fuerte, sano y pueda desarrollarse correctamente, su alimentación sea la adecuada.

La OMS recomienda lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida del bebé, e incluso la reconoce como un derecho que tanto los niños como las madres deberían tener.
Sólo 15 países en el mundo cuidan la primera infancia del niño

Con el informe "La primera infancia cuenta", UNICEF quiere alertar de la situación que viven alrededor de 85 millones de niños menores de 5 años en todo el mundo, cuyos países no ofrecen a sus familias ni educación preescolar gratuita, ni permisos de lactancia para sus madres, ni permisos parentales justos y remunerados que puedan repercutir positivamente en sus primeros años de vida.

El informe destaca que Cuba, Francia, Portugal, Rusia y Suecia figuran entre los países que garantizan mayores medidas a las familias para cuidar de sus hijos, mientras que el 40% de los 85 millones de niños afectados se encuentran en Bangladesh y Estados Unidos.

POR ELLO, UNICEF PRETENDE QUE LAS EMPRESAS Y LOS GOBIERNOS DE LOS DIFERENTES PAÍSES SE INVOLUCREN DE LLENO EN ESTA PRIMERA ETAPA DE LA INFANCIA DE LOS NIÑOS, APOYANDO A SUS FAMILIAS PARA QUE PUEDAN DOTARLES DE AMOR, CUIDADOS, EDUCACIÓN Y NUTRICIÓN.

Silvia Díaz para bebesymas.

martes, 3 de octubre de 2017


Qué tener en cuenta para decidir entre jardín maternal o niñera 
(Candelaria Palacios/La Nación)


Otro gran dilema que tenemos las madres cuando nos reincorporamos al trabajo después de la licencia por maternidad es con quién dejar a nuestro bebé. Es una decisión difícil que puede facilitar o complicar todavía más la transición entre estas dos etapas. A menos que tengamos alguna abuela o tía disponible que lo pueda cuidar, o que trabajemos desde casa y podamos combinarlo con el cuidado del bebé, las dos alternativas más viables son: contratar a una niñera que venga a casa o mandarlo a un jardín maternal.

Cada una de las opciones tiene sus ventajas y desventajas y tenemos que tratar de evaluarlas antes de tomar la decisión. "Hay que tener en cuenta cuáles son los objetivos y necesidades de los padres, es decir, lo que esperan para el cuidado de sus hijos", explica el psicólogo Santiago Gómez, Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva.

Niñeras o babysitters

"Contratar a una niñera es una opción justa para aquellos padres que quieren una determinada educación para sus hijos que eligen a una persona que esté preparada, para que le pueda brindar al niño la estimulación que necesita en cada etapa de su desarrollo evolutivo. Sin embargo, contratar una niñera con preparación profesional resulta muchas veces muy costoso", agrega el psicólogo. Y es cierto, la mayoría de los padres que contratan niñeras optan por alguna persona de confianza (al menos "conocida de algún conocido") que pueda estar con el niño, jugar con él, atender a todas sus necesidades, pero que no necesariamente tenga preparación alguna para ello. Generalmente son estudiantes que necesitan algún trabajo que puedan ajustar con sus estudios o empleadas domésticas que combinan las labores de la casa con la atención del bebé. En muchos casos, esta solución es ideal, porque la misma persona nos resuelve varias cosas del hogar, sabemos que nuestro hijo está en un lugar seguro y es muy raro que se enferme o se contagie de alguien.

"Sin embargo, al estar en casa, los chicos tienen poca sociabilización, al no poder compartir actividades con pares", señala Santiago Gómez. Por eso si lo dejamos en casa con una niñera, hay que tratar de fomentarle la sociabilización por otros lados: ir a la plaza, inscribirse en algún grupo de actividades de madres y niños, reunirse con familiares o amigos que también tengan hijos chicos.

Otra gran desventaja de las niñeras es que cuando éstas se enferman, llegan tarde o tienen cualquier tipo de inconveniente, los padres somos los que tenemos que modificar nuestra agenda laboral y faltar al trabajo o hacer malabares para definir quién se queda con el chico.

Por último, siempre corremos el riesgo de que, la persona elegida no resulte idónea para el trabajo y no estimule lo suficiente al niño o no le preste tanta atención como nos gustaría, especialmente cuando no son profesionales.
Jardín maternal

La otra alternativa es enviar a nuestros hijos a un jardín maternal: "Los padres que se deciden por esta opción ponen el énfasis en la sociabilización de su hijo. Esto significa que el niño aprenda normas sociales, que influyan en su buen comportamiento; que aprenda a compartir juguetes con otros niños, a tolerar la frustración; además del desarrollo de habilidades sociales, motoras y emocionales varias", resalta Gómez. Asimismo, lo bueno del Jardín Maternal es que es una institución que siempre va a estar abierta para recibir a nuestros hijos; no puede "faltar" o "llegar tarde" como una niñera. Y además, siempre tenemos la garantía de que las personas a cargo de nuestro bebé son maestras capacitadas, que saben qué actividades y estímulos proporcionarles a cada edad.


"La gran desventaja del jardín maternal es el contagio de enfermedades entre los niños", destaca el psicólogo. Los chicos tocan todo, se meten juguetes en la boca y los comparten con los demás. Esto genera a veces un círculo vicioso de contagios que no tienen fin, especialmente en épocas de frío, cuando muchos tienen gripe, resfríos, conjuntivitis y demás.
Cómo saber si tomamos la decisión correcta o hay que cambiar

Sea cual sea la opción que elijamos para dejar a nuestros hijos, lo importante es estar atentos para saber discernir si ellos están contentos con este método, si están bien cuidados y si no hay algo fuera de lo normal que pueda retrasar o afectar el desarrollo del bebé o niño. "Cuando los chicos van contentos al jardín maternal - luego de haber superado la etapa de adaptación - o se quedan contentos con la niñera, con la cual han generado un vínculo afectivo, significa que todo marcha bien", explica Gómez. Sin embargo, nos detalla cuáles son los signos a los que tenemos que prestar atención para saber si nuestros hijos están bien, contentos y cuidados:

- Cambios en el humor

- Cambios de conducta

- Si se lo observa triste durante gran parte del día

- Llanto de manera injustificada

- Mayor sensibilidad

- Se lo ve asustado y temeroso (más de lo usual)

- Tiene trastornos en el sueño (pesadillas)

- Hay algún retroceso en su desarrollo. Por ejemplo, había aprendido a gatear y ya no lo hace más. O, más adelante, aprende a controlar los esfínteres y vuelve a no poder.

"Y fundamentalmente, una vez que el niño ha aprendido a comunicarse, es importante escuchar lo que dice y no tomarlo como una fantasía, ya que muchas veces puede estar expresando la causa de su malestar", agrega Santiago Gómez. También hay que tener la valentía de cambiar siempre que sea necesario a pesar de que nos tome tiempo, trabajo y dinero encontrar el lugar o la persona ideal para nuestros hijos.


Para acompañar a tu bebé en sus primeros pasos.

Arnés Caminador, para cuidar tu espalda mientras acompañas a tu bebé a dar sus primeros pasos.